A mediados de diciembre de 1808 se tuvo noticia en el pueblo que desde Madrid bajaba un gran ejército francés compuesto de unos 15.000 hombres al mando de los generales Lefébvre y Sebastiani. Llegó una avanzadilla de dicho ejército a Plasencia, procedente de Navalmoral el día 28 de diciembre de 1808, permaneciendo hasta el día 1 de enero de 1809.
Fue en esta fecha cuando a las dos de la tarde, llegó a Baños de Montemayor un numeroso ejército francés de caballería e infantería, al mando de al menos cuatro generales (el General Lefébvre, y Sebastiani, entre ellos), haciendo a las autoridades locales sus peticiones de comida y alojamiento bajo la amenaza de saqueo e incendio. Estuvieron tres días sin dejar de pasar tropas. Al no haber cebada en el pueblo, pidieron que se les franqueara la panera de la Alhóndiga existente en la plazuela, lo que se hizo, estando tres días abierta a libre disposición para robar el trigo que querían, pues la mayoría de los vecinos habían abandonado sus casas huyendo al campo, incluidos los regidores del pueblo. Asimismo, robaron el dinero sobrante de los abastos, que estaba destinado al pago de las contribuciones reales.
Cuando se marcharon por fin del pueblo las tropas francesas, la justicia de Baños el día 5 de enero pone en conocimiento de la Intendencia de Salamanca los hechos ocurridos, denunciando el robo del dinero y trigo por parte de los franceses, contestando ésta que se hiciera un informe completo de los hechos y se dirigieran al Corregidor de Salamanca, como subdelegado del ramo de la Alhóndiga.

Por parte de la justicia de Baños se abrió un expediente informativo a fin de aclarar los hechos. Para llevar a cabo este expediente el Corregidor de Salamanca mandó se diera razón del número de fanegas de trigo que dicho ejército consumió esos días. Para ello se llamó a Fernando García de Santos, Antonio Esteban, Juan García de Aguilar y Pedro Guardado interventores de dicha Alhóndiga y depositarios que fueron respectivamente el año 1808 y 1809, para que presenciaran la medición del grano existente.
Con fecha de 11 de enero de 1809 se produjo la diligencia de medición, contándose un total de 294 fanegas y diez celemines de trigo. Como quiera que las cuentas de finales del año anterior dieran un total de 545 fanegas y 10 celemines, faltaban 251 fanegas de trigo.
El 13 de enero se hace la declaración de los testigos de lo ocurrido, llamándose para ello a Pedro Sánchez Hernández, Francisco del Vado, Francisco Campo y Miguel Abad al ser vecinos inmediatos de la Alhóndiga para que contaran lo que vieron.
En la declaración de Miguel Abad, vecino de Baños de 38 años, comenta que el día 1 de enero a las dos de la tarde entró la avanzadilla de la tropa francesa en el pueblo y que al rato comenzó a entrar un numeroso ejército de caballería, y al pasar por la noche al lado de la Alhóndiga por estar cerca de su casa vio que la puerta estaba abierta y que varios soldados franceses unos con costales y otros con banastas, sacaban trigo de ella para los caballos y que aunque abandonó al día siguiente su casa, cuando volvía al pueblo siempre vio que estaban sacando trigo los franceses de la Alhóndiga tanto de día como de noche, estando hasta el día tres, fecha en que terminó de pasar tropa francesa.
La declaración del resto de testigos, coincide con la expresada por Miguel Abad.

El 14 de enero el Alcalde Esteban Gómez, comenta que a pesar de estar hecho el expediente y no poderlo llevar a Salamanca por la presencia de los franceses en dicha ciudad, se adjunte todos los autos para cuando proceda. Asimismo, se solicita se les de grano a los vecinos en consideración a la miseria y lamentable estado que habían quedado reducido después del paso de dichas tropas. Se pide repartan ahora 180 fanegas con sus creces para pagarlas en el mes de agosto.
A estas peticiones no se obtuvo respuesta alguna, y en contra, llegado el mes de abril de 1809 se da orden Real de alistamiento de jóvenes sin excepción alguna, asimismo con la disposición de llevar caballos y potros cerriles los que hubiera en el pueblo con sus sillas, frenos y monturas. Respecto a las Alhóndigas, se reducirían sus granos a dinero efectivo a beneficio de los gastos del reino, debiéndose presentar en Miranda del Castañar el martes 11 de abril de dicho año.
En Baños se recauda a 8 de abril un total de 281 fanegas y 10 celemines que vendido a precio de 24 reales la fanega dieron un total de 6770 reales con 30 maravedís, los que se presentaron dicho día 11 en Miranda del Castañar.
En julio de 1809 de nuevo los franceses bajan de Salamanca y al llegar a Baños hacen noche, donde los soldados franceses pueden comprobar personalmente la cantidad de vino y panela que había en el pueblo y que les sirve para olvidar el cansancio que acumulan. Así lo cuenta el capitán francés Nicolás Marcel en sus memorias *:
«Nuestra estancia en Salamanca, lamentablemente, no fue larga; después de recibir cuatro días de alimentación que en realidad debían durar veinte, partimos hacia el puerto de Baños….. Al día siguiente nos quedamos en Baños, donde los soldados encontraron mucho vino y tal cantidad de panela que, durante toda la noche, el vino nos hizo olvidar el cansancio. Un anciano me contó que este producto lo traían de Portugal unos contrabandistas, que lo hacían allí como depósito donde la retaguardia venían a abastecerse».
*Campagnes du capitaine Marcel du 69e de ligne en Espagne et en Portugal (1808-1814). Mises en ordre, annotées et publiées par le commandant Var. París, Libraire Plon 1913.

Ya en agosto de 1809 en plena guerra, las tropas francesas que bajaron desde Salamanca hasta Plasencia, y tras la batalla de Talavera, deciden regresar, pasando por este pueblo el día 12 a las órdenes del Mariscal Ney, con el resultado siguiente según palabras del capitán francés Nicolas Marcel:
“Se leyó la orden de que el cuerpo del ejército retornara a Salamanca para que desde allí tomar acantonamientos y se puso en ruta al día siguiente. En este momento vimos hasta donde podía llegar el patriotismo salvaje de los españoles en todas estas bellas llanuras, cubiertas de grano dispuesto para ser recolectado, estaban quemadas del todo por donde teníamos que pasar. En menos de una hora los pueblos, en veinte leguas a la redonda estaban informados de nuestra llegada y de la ruta que seguíamos. En cada localidad, un hombre de guardia estaba apostado en la elevación más alta y más cercana a la población; estaba provisto de una gavilla de paja que ataba a una larga pértica y, tan pronto como veía a nuestra vanguardia desembocar, le daba fuego. Esta señal se repetía hasta la villa principal de la comarca y de la provincia. Un batallón portugués dio fuego al pueblo de Baños instantes antes de nuestro paso y en la calle misma por donde debíamos pasar; la artillería que quiso pasar incluso al galope debió renunciar a ello, no sin haber abandonado algunas piezas que fueron consumidas. Las cajas de munición debieron esperar a que el fuego estuviera completamente extinguido y la calle despejada. Este batallón se apostó enseguida en un paso de la montaña y esperó nuestra llegada, contaba con hacer algunas descargas sobre la infantería y escapar. Fue el tercer regimiento de húsares el que formó la vanguardia y el mariscal Ney, estaba de hecho con el escuadrón de cabeza. El mariscal mandó inmediatamente la carga de este escuadrón, que, a pesar de las enormes rocas, cayó con tal rapidez sobre los portugueses que no pudieron hacer gran resistencia ni evitar que 50 hombres fueran abatidos; el resto ganó rápidamente la parte de la montaña inaccesible para la caballería, y el tercero de húsares tuvo que lamentar la pérdida de seis valientes de caballería, incluido un suboficial.«
”.

En otro documento, escrito en este caso por el Mariscal Jean-Baptiste Jourdan: «Memorias militares del Mariscal Jean-Baptiste Jourdan (1762-1833)», dice el autor lo siguiente:
«El Mariscal Ney, que salió de Plasencia el día 12, se encontró con la división del general Wilson el mismo día en el puerto de Baños, la atacó y dispersó; al día siguiente continuó su marcha y su vanguardia entró en Salamanca el 14, de donde se había retirado el enemigo. Al día siguiente se unió todo su ejército. Así este mariscal hizo en cuatro días, el viaje de Plasencia a Salamanca a pesar del combate que tuvo que librar y si el duque de Dalmacia hubiera marchado con la misma celeridad, el ejército inglés habría sido destruido.»


A este enfrentamiento entre las fuerzas del Mariscal Michel Ney y las comandadas por Robert Thomas Wilson ocurrido el 12 de agosto de 1809 se le conoce como la batalla del Puerto de Baños. Después de una habilidosa defensa, las tropas de Robert Thomas Wilson, que contaba con 4.000 hombres (españoles, portugueses e ingleses), pero no disponía de artillería, fueron derrotadas por el cuerpo del Mariscal Ney, que tenía unos 12.000 hombres, en su marcha de Plasencia a Salamanca, pero después de nueve horas de combate, los españoles se refugiaron en las montañas y los británicos y portugueses, escaparon hacia Portugal sin más incidentes, y Ney pudo volver a Salamanca.

Estos dos documentos inéditos nos hace reflexionar sobre lo que siempre se había creído, que los franceses quemaron las casas del pueblo, pero según las memorias del capitán Marcel, fue un batallón portugués quien, en su huida desesperada ante los franceses, no les tembló el pulso e incendiaron algunas casas de Baños, para que les sirvieran de parapeto y retrasar el paso de la artillería francesa.
La quema de las casas se produjo de forma estratégica, es decir para cortar el paso a las tropas francesas que se acercaban al pueblo y no pudiera pasar la artillería, como hemos comentado más arriba. Se empieza por la calle Mayor o antigua calle Real continuando por la calle del doctor Rengifo hasta la salida del pueblo. Para atestiguar estos hechos en el barrio de los mesones aparecen algunas casas con los años de construcción en los dinteles posteriores a la fecha del paso de las tropas francesas. Se han encontrado varias casas que aún conservan este detalle.
En la calle don Victoriano también aparece alguna casa con la inscripción de su construcción posterior a la época de la guerra.

En la antigua plazuela de santa María, hay una casa que pertenecía en la época de la guerra de la independencia al vínculo que fundó Alonso Gil Velázquez vecino de Baños y que fue quemada durante la guerra. Esta casa mantiene en su dintel armas de la diócesis de Coria. El poseedor de dicho vínculo en 1826, Antonio Flores Rengifo, se queja de las condiciones en que se encuentra la casa: “y por otra parte una casa que pertenecía a este vínculo fue quemada por los franceses en la pasada guerra de la Independencia, y antes de esto producía anualmente doscientos reales y que sus ruinas en el día nada valen”. Frente a ésta, hay otra casa que en su dintel aparece el año de su reconstrucción.
Continuando por la calle del doctor Rengifo desde la iglesia hasta la salida del pueblo encontramos varias casas con las fechas de construcción en los dinteles y son posteriores a la guerra de la independencia. En esta zona se concentró la mayoría de las casas que fueron quemadas.
Lo cierto es que el pueblo debió quedar con una imagen dantesca y tardó tiempo en recuperar su estado normal porque hasta los años treinta del siglo XIX, había aún solares quemados, como lo atestiguan los documentos que he encontrado en el archivo parroquial. En estos se especifica que antes de la guerra ya estaba el pueblo en condiciones no deseadas por las distintas plagas en los cultivos sobre todo en los castaños, añadiendo a esto, las pérdidas de bienes y propiedades durante la guerra, y las altas contribuciones que tuvieron que pagar después de la misma.
Veamos varios ejemplos de estos documentos.
“Juan Hernández Belloso, vecino de este lugar de Baños en la parroquia de santa María con el debido respeto dice: que con su mujer disfrutaba una casa al barrio de la Plazuela adjudicada por muerte de su madre en cuatro mil reales con la carga de tres reales de limosna de una misa rezada que impuso sobre dicha casa Elvira Sánchez su ascendiente, la que se pagaba en santa visita, pero fue una de las que con otras muchas se quemaron en el incendio casi general que padeció este pueblo en el año de 1809, de que solo ha quedado el suelo de dicha casa, que si en el día se pusiese en venta a lo más llegaría a ciento veinte reales que en el día nada produce ni lo producirá sino se vuelve a reedificar día casa por cuyo motivo a su Ilma suplico se sirva extinguir dicha carga y aun para lo sucesivo a menos que dicha casa vuelva a ser reedificada,… en Baños abril 18 de 1826.»
“María Sánchez Colmenar viuda y vecina de este lugar poseedora de la memoria que en la parroquia de santa María de este de Baños fundó Francisco de Lomo con la carga anual de una misa rezada impuesta sobre una casa en que actualmente vivo sita en el término de esta feligresía que pertenece al obispado de su señoría, aunque he acreditado con recibos haber cumplido el número de siete misas y de que no puedo dar razón de otras aunque las he mandado celebrar por el extravío de instrumentos justificativos en mi juicio y conciencia me restan cumplir cinco en los veintiocho que hace fue la última visita. Mi viudedad, mi pobreza, los acontecimientos de la guerra en que fue quemada la casa en que está consignada la misa anual y las exorbitantes contribuciones…. Baños y abril 10 de 1826.”
“José Hernández Herrero de esta vecindad y obispado de Coria con el debido respeto dice: que se halla al presente poseedor de la memoria que fundó en esta parroquia de santa María el licenciado Lorenzo González con carga de una misa cantada lo que se ha de celebrar en el día quince de agosto todos los años la cual se halla impuesta sobre una casa que poseo al presente pero señor, esta casa fue quemada por las tropas francesas en la guerra de la independencia, cuya desgraciada suerte padecieron otras muchas de este pueblo. Esta casa se halla al presente reedificada, pero a costa de inmensos sacrificios y desprendiéndome por una parte de propiedades que se hallaban libres y exentas de toda carga y por otra haciendo empeños en metálico con amigos los que aún no he podido sufragarlos…, 19 de abril de 1826.”
“Pedro González Rey poseedor de la memoria que en la iglesia parroquial de santa María fundó Juan Ramón con la carga anual de una misa impuesta sobre una casa que compró sin conocimiento de dicha carga…. y no hubiera faltado a un solo momento a un deber tan sagrado si la fatalidad de los tiempos que principió aun antes de la guerra de la Independencia, guerra que no se nos ha quitado la mancha, notorio que lo es por toda la faz, y no teniendo en este nuestro país más que el ramo de las viñas, único recurso para vivir por no permitir la escabrosidad del terreno otra cosa etc…… abril 21 de 1826”
El paso de los franceses por el pueblo supuso también un traspié para las obras que se proyectaban en el Balneario. En concreto Cristóbal Bencomo Rodríguez (1758-1832), nombrado Chantre de la Catedral de Plasencia en 1793, vino a Baños sobre 1808 y concibió un proyecto para construir una hospedería y alguna pila más para el baño, reuniendo gran cantidad de materiales, pero la coincidencia de la guerra de la Independencia frustró sus planes. Tan sólo se construyeron dos pilas particulares bajo un mismo techo y se ensanchó la pila grande que recibía el manantial.
Seguramente la que culpa más tarde mi abuelo también fue quemada porque vivía enfrente de correos