Página de sucesos en Baños de Montemayor (VI)

Quejas de un vecino de Baños de Béjar por las heridas mortales a su perro por parte de un vecino de Baños de Montemayor, 1773.

El 21 de marzo de 1773, primer día de carnaval, se sacó por el pueblo de Baños, un novillo amaromado como costumbre que se hacía desde muchos años atrás. Una vez muerto el novillo lo llevaron a la carnicería pública, y en esos momento llegó un perro (alano) propiedad de Blas Regidor (vecino de Baños de Béjar), que quería coger la oreja al novillo consiguiéndolo y otros perros que se hallaban también en la carnicería empezaron a pelear entre ellos, uno de estos era propiedad de Diego Sánchez-Castellano (vecino de Baños de Montemayor), por lo que el perro de Blas Regidor soltó la oreja del novillo y se metió en la pelea de los demás perros, peleando con el de Diego Sánchez, por lo que Blas Regidor para separar a su perro le tiró de los pies y testículos al mismo para evitar males mayores entre ambos canes, pudiendo al final separarlos. Hallándose presente Diego Sánchez, en vez de dar las gracias Blas Regidor por separar a ambos perros, sacó de la faltriquera una navaja y le dio un fuerte golpe al perro de Blas Regidor entre las costillas del lado derecho, haciéndole una profunda herida, (de la que posteriormente murió), y aunque en primer momento la reacción de Blas fuera la de tomarse la justicia por su mano, se contuvo y puso querella ante la justicia poniendo de testigos a varios vecinos que allí se encontraban.

Si Blas Regidor hubiera entrado en disputa con el otro vecino, hubiera sido contraproducente para la convivencia en ambas jurisdicciones, pues se hallaban en la carnicería muchos vecinos y parientes de ambos contendientes, asimismo se encontraban los alcaldes de ambas jurisdicciones.

Pero Blas Regidor pidió justicia verbalmente al alcalde de la jurisdicción de Béjar de la que era vecino, por haberse producido el hecho en la carnicería que estaba situada en los límites de la jurisdicción de Baños de Béjar, pero el alcalde negó tan pretensión, dejando libre al otro contendiente y que resolviera la justicia de la parte de Baños de Montemayor.

Resulta que Diego Sánchez Castellano era uno de los dos alcaldes de la parte de Baños de Montemayor, con lo cual Blas Regidor se sentía discriminado porque no se había hecho justicia. Por lo que se trasladó a la justicia de Béjar y propuso nuevos testigos para que pudieran castigar debidamente a Diego Sánchez.

Al final a pesar de presentar dos testigos nuevos, la justicia de Béjar, viendo que entre los contendientes había miembros del concejo, y también parientes, elevó la causa para que fuera vista y sentenciada por el duque de Béjar. Se hizo así para que las Cartas de Concordia y Vecindad firmadas en 1771 entre ambos concejos de Baños y confirmadas por los dos señores de Béjar y Montemayor, no se fueran al traste y se mantuviera la paz entre los vecinos de Baños de Béjar y Baños de Montemayor.

Pelea entre vecinas, 1885

Calle del Castañar donde ocurrieron los hechos que se relatan a continuación

En la tarde del 17 de mayo de 1885 en la calle del Castañar, estando varias vecinas a las puertas de su casa, vieron pasar a Irene Rodríguez, que se sentó también en la de suya, y cuando pasó Nicasia la hija de Francisca Sánchez, se levantó Irene y empezó a pegar a Nicasia, tirándola al suelo, y algunas vecinas se levantaron a socorrer a Nicasia, encarándose con Irene diciéndole cómo podía maltratar a una niña de esa manera. Irene dijo que días atrás le había avergonzado y por eso lo hizo, momento en que llegó su madre Francisca y ocurrió lo siguiente:

Francisca se encontraba en su casa cosiendo y una vecina llamada Teresa Sánchez, le contó que a su hija Nicasia (que tenía 9 años) le estaba maltratando la vecina Irene Puerto. Al acercarse a ésta para pedirle explicaciones, Irene le dijo que su hija la había insultado, y le recriminó Francisca que ella no era nadie para pegarla, dándole dos manotazos en la espalda, volviéndose Irene y le agarró el pañuelo que llevaba anudado en el cuello rompiéndolo, así como los pendientes que llevaba puesto. En esos momentos llegaron los sacerdotes, quienes llamaron la atención a las dos vecinas pidiéndoles que se separaran, lo que hizo Francisca, pero Irene le dijo a Francisca: “tú me has dado dos palmadas y me lo vas a pagar”, cogiendo en esos momentos una piedra y sujetando a Francisca le dio un golpe en la cabeza, agarrándose al pelo de Irene para no caer al suelo, e Irene le agarró igualmente del pelo, rompiéndole un pendiente de oro que se lo quedó en la mano, hasta que las vecinas le obligaron a que lo soltase. Francisca acabó en el suelo sangrando bastante, y estos hechos fueron puestos en conocimiento de la autoridad inmediatamente.

 Informe médico

Francisca presentaba una herida contusa en la parte izquierda de la cabeza de forma circular de dos milímetros de dinámetro, por la que derramaba sangre producida por el golpe que le dio con una piedra Irene Rodríguez.

Irene fue detenida y su versión de los hechos es así:

Reconoció ante el juez que estaba detenida por haber herido con una piedra en la tarde anterior a Francisca Sánchez. Declaró que venía de la procesión religiosa de la fiesta de las flores, y se sentó en la puerta de su casa y al poco tiempo una niña llamada Nicasia, hija de su convecina Francisca Sánchez, le empezó a insultar con palabras como “tía ladrona, quita gallinas” y que debido a esas palabras que le incomodaron le dio unas “palmaditas” y en esos momento se acercó la vecina Ceferina diciéndole que por qué la pegaba y contestó “que era preciso por tener algún correctivo a los niños para que no se desvergonzaran con las mayores”.  Acto seguido llegó la madre de la niña, quien se hartó de dar golpes a la que dice, creyendo que la ahogaba, y momentos después llegó otra hermana de Francisca, llamada Rufina que también le llegó a pegar. Y como estaba tan irritada se fue hacia Francisca y por ser más alta no pudo agarrarla más que de un pendiente y la referida a la vez con su hermana la agarraron del pelo e intentaban pegarla, y pudo coger una piedra como un puño con la que le dio un golpecito en la cabeza a su vecina Francisca causándola una herida y que después se fue a su casa y las hermanas calle abajo. Se le puso en libertad

Al día siguiente hizo otra declaración que no tiene desperdicio.

Dijo ante el juez que, dado los golpes que le dieron en la cabeza, en el día anterior, no sabía lo que decía, por lo que ahora más tranquila quiere declarar que no dio ningún golpe con piedra alguna a sus vecinas, sino que quien hirió a Francisca fue su hermana Rufina que teniendo una piedra en la mano quiso darle a ella y al apartarse le dio sin querer a su hermana Francisca, causándole la herida que presenta, rectificando así su declaración anterior.

Lesiones a un vecino en san Ramón, 1898

Sobre las once de la noche del 31 de agosto de 1898, en la plaza de la Huelga (hoy plaza Pizarro), se encontraban muchos vecinos que estaban bailando con el tamboril, ya que era uno de los días de fiesta dedicados a San Ramón. Pero se tuvo noticia que en una de las casas de dicha plaza se encontraba una mujer enferma, por lo que el alcalde mandó al guarda municipal para que se trasladara el tamboril al sitio del puente para que no se molestara a la vecina enferma.

Plaza Pizarro, lugar que se cita en el relato

Pero un vecino llamado Marcial, dirigiéndose al guarda le dijo: “yo mando en el tamboril y se irá cuando yo lo disponga”. El tamborilero para evitar problema se fue con la comitiva de vecinos al sitio acordado (el puente) y entonces Marcial se dirigió al guarda de nuevo insultándole y cogiéndole de la camisa como queriendo pegarle, por lo que el guarda le pegó dos palos en la cabeza y en ese momento el hijo del guarda municipal, Emilio, que estaba en la plaza ayudando a los mozos a cerrar una barrera, creyendo que estaban pegando a su padre sacó una navaja y causó varias heridas a Marcial, que según Emilio parecía estar bajo los efectos del alcohol.

Marcial comentó al juez que le tomó declaración, que era cierto que dijo que no se iría el tamboril hasta que él lo dijera, pero que no hizo nada más que decir esas palabras cuando recibió varios golpes y varias puñaladas por lo que salió corriendo hasta encontrarse con otros vecinos que le protegieran.

El médico que reconoció a Marcial declaro que tenía dos heridas producidas por una navaja, según refirió el agresor, pero con pronóstico leve. 

Autor del artículo: Pablo Vela

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